Esta semana, las agencias de Naciones Unidas alertaron con urgencia sobre el colapso humanitario en Gaza. El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió de una "hambruna masiva" provocada por el bloqueo israelí que impide la entrada de alimentos y asistencia. António Guterres, Secretario General de la ONU, denunció esta situación no solo como una crisis humanitaria, sino como una "crisis moral" que expone la indiferencia global. "Las palabras no alimentan a los niños hambrientos", lamentó. La guerra en Ucrania ocupa menos titulares, pero allí trece millones de personas necesitan asistencia y faltan fondos para proveerla. Un informe de la ONU sobre Afganistán reveló violaciones sistemáticas contra afganos y afganas deportadas forzosamente desde Pakistán e Irán. Las historias recogidas por la UNAMA incluyen torturas, represión contra periodistas y mujeres confinadas sin acceso a educación ni empleo. En medio de los retrocesos, los Estados miembros de la ONU se reunieron esta semana en el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible, donde aprobaron una declaración ministerial renovada. El texto reafirma el compromiso con la Agenda 2030 y propone medidas urgentes. Una de las decisiones más trascendentes de la semana vino desde La Haya. La Corte Internacional de Justicia emitió una histórica opinión consultiva que define el cambio climático como una "amenaza urgente y existencial", y reconoce que los Estados tienen obligaciones legales para prevenir daños ambientales significativos. El fallo abre la puerta a nuevas formas de rendición de cuentas. |